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Existen dos realidades. Una la que vivimos día a día y otra que se encuentra detrás de ella.
Neo (Keanu Reeves), un joven pirata informático, resultará ser El Elegido por el grupo liderado por Morpheo (Laurence Fishburne) para salvar a la humanidad de la dictadura virtual creada por las máquinas.
Distopía de ciencia-ficción a la que le sobra enfoque adolescente y fatuidad en el tratamiento de sus ansias intelectualoides (una comunión un tanto extraña).
Posee como virtudes esta fábula cyberpunk sus llamativos efectos especiales, el carisma de algunos de sus personajes, y su influyente estética virtual-cibernética.
En la película los hermanos Larry y Andy Wachowsky, de los que únicamente se conocía previamente el thriller “Lazos ardientes”, nos introducen a Neo (Keanu Reeves) como nuevo redentor de la humanidad. Es una especie de Jesucristo cibernético (Keanu Reeves) que viene a salvarnos, a los pobrecitos ignorantes que andamos por las congeladas calles de la falsa realidad en la que vivimos, comemos y dormimos.
Para ello cuenta con la inestimable instrucción de Morpheus (Laurence Fishburne), el moderno San Juan Bautista, que cuenta con uno de los nombres mejor escogidos de la película, el dios del sueño, ya que sueño aflora a menudo en los tramos más sesudos y pretenciosos de la historia.
Neo (Keanu Reeves), un joven pirata informático, resultará ser El Elegido por el grupo liderado por Morpheo (Laurence Fishburne) para salvar a la humanidad de la dictadura virtual creada por las máquinas.
Distopía de ciencia-ficción a la que le sobra enfoque adolescente y fatuidad en el tratamiento de sus ansias intelectualoides (una comunión un tanto extraña).
Posee como virtudes esta fábula cyberpunk sus llamativos efectos especiales, el carisma de algunos de sus personajes, y su influyente estética virtual-cibernética.
En la película los hermanos Larry y Andy Wachowsky, de los que únicamente se conocía previamente el thriller “Lazos ardientes”, nos introducen a Neo (Keanu Reeves) como nuevo redentor de la humanidad. Es una especie de Jesucristo cibernético (Keanu Reeves) que viene a salvarnos, a los pobrecitos ignorantes que andamos por las congeladas calles de la falsa realidad en la que vivimos, comemos y dormimos.
Para ello cuenta con la inestimable instrucción de Morpheus (Laurence Fishburne), el moderno San Juan Bautista, que cuenta con uno de los nombres mejor escogidos de la película, el dios del sueño, ya que sueño aflora a menudo en los tramos más sesudos y pretenciosos de la historia.
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